La belleza interior es la única belleza posible. Todas las demás bellezas se quedan en la superficie de la piel. Uno puede engañarse por un tiempo, pero tarde o temprano esta belleza se acaba y uno se queda con la fealdad desnuda, porque la verdadera belleza nunca llegó a desarrollarse. La verdadera belleza no tiene nada que ver con el rostro, sino con la luminosidad que emana de tu interior.
No tiene nada que ver con la forma de los ojos, sino con la luz que brilla a través de ellos. No tiene nada que ver con el cuerpo, sino con la presencia interior que vibra a través de él. La verdadera belleza surge del fondo, del verdadero fondo de tu ser, e irradia desde dentro hacia el cuerpo. La falsa belleza está sólo en la superficie; no está arraigada en tu interior. No posee raíces.
Recuerda: uno debe ir en pos de la belleza autentica. Lo momentáneo es simplemente una pérdida de tiempo, es una especie de sueño. La belleza autentica es eterna, permanece: una vez que la has encontrado, la has encontrado para siempre.