¡Aaaay Dios! ¿Es que no podrías aunque sea una vez llevarme de vuelta hacia mi niñez? Hojeo los álbumes de fotos en que estaba jugando con mis muñecas, peinándolas y haciéndoles trajecitos... hacer pasteles de barro sin la preocupación de no ensuciarnos, porque cuando somos pequeños la ropa no nos dura medio día limpia... jugar al pillo y a la escondida con los amiguitos de la cuadra.
Mientras veo las imágenes, me emociono. Son hermosos recuerdos que se quedarán pasmados en ese trozo de papel como una imagen.
Ahora, vuelvo al lugar que me vio crecer, y aquellos niños de hace 10 años atrás, ya están vueltos unos adolescentes a los cuales les preocupan sus
actos. Nos sentamos juntos y recordamos aquellos momentos que vivimos juntos, y sonreímos. Sabemos que ahora estamos pasando por una nueva etapa, que debemos disfrutar tanto como cuando eramos pequeños, pero cuidándonos mucho más.
Chicos... Pronto nos volveremos a ver.